Varias fotógrafas reciben el encargo de hacer un proyecto propio a partir de una fotografía de la obra de Eulalia de Abaitua, considerada primera fotógrafa vasca y vizcaína y pionera en el Bilbao de 1900, estableciendo un diálogo con su obra y con la vida de la autora y descubriendo que ésta está ligada en cierta manera a la suya.

Eulalia de Abaitua

LA PRIMERA FOTÓGRAFA VASCA Y VIZCAÍNA DE LA QUE SE TIENE CONSTANCIA:

Nació el 25 de enero de 1853 en el seno de una familia burguesa de Bilbao. Por desgracia poco después de su nacimiento, su madre fallecía, siendo criada tanto ella como su hermano Felipe por una nodriza en el domicilio familiar de las Siete Calles de Bilbao. Su contacto con la fotografía se produjo a partir de 1871 cuando residía en Liverpool, donde toda la familia se había trasladado a vivir fundando la empresa de navegación Olano, Larrinaga y Co.

Es en Liverpool donde se casa con tan solo 18 años con Juan Narciso Olano. La década de los 70 en la ciudad de Liverpool será muy importante para la fotografía ya que sería allí donde comenzasen a fabricarse las primeras placas de gelatinobromuro sobre vidrio. Esta nueva técnica se comenzaría a difundir entre las élites, siendo en muchos casos la alternativa a la pintura, y Eulalia comenzaría a practicarla. En 1878 ya están de vuelta y se instalan en Begoña, y en 1881 comienzan la construcción del Palacio del Pino. Sería en el sótano de esta vivienda donde Eulalia instalaría su laboratorio fotográfico y donde pasaría horas y horas seleccionando imágenes que tomaba con su cámara. Eulalia sin pretenderlo será una reportera gráfica antes de que el reporterismo naciese, levantará acta con su cámara de la vida en Begoña, de las márgenes del Nervión, del valle de Arratia y también de su propio hogar.

Eulalia tenía una visión antropológica de la fotografía ya que nos dejó una excepcional y gran galería de retratos de las gentes más humildes de Bilbao y Begoña. De entre todas sus fotografías sobresalen por su cantidad las tomadas en las márgenes de la ría del Nervión donde retratará a las lavanderas, a los bañistas, a las sardineras y a los bañistas. Además nos dejará como legado fotografías urbanas de Bilbao, celebraciones tanto en la ciudad como en el contexto rural y muchas imágenes tomadas en la intimidad de su hogar donde vemos como protagonistas a sus hijos, nietos y personal de servicio.

Practicaría la fotografía al aire libre junto a su ayudante, una jovencita que aparece en alguna de sus fotografías y de quien no conocemos su identidad. Ella sería la encargada de transportar el trípode y la tela que se utilizaba como fondo para los retratos.

Su formato favorito sería la fotografía estereoscópica, un formato muy popular.

Eulalia cultivará el retrato femenino , por un lado realizará retratos de mujeres solas o en pareja, con planos de perfil, busto o de frente, por otro lado sagas familiares y por último fotografías de mujeres trabajando en entornos domésticos y rurales. A diferencia de sus contemporáneos realizará todos sus retratos femeninos al natural y no en estudio dando cono resultado tomas de gran realismo en las que captará la esencia de la retratada.

De la colección de imágenes conservadas en el Museo Vasco de Bilbao podemos distinguir tres grandes temáticas: la vida privada, los mundos tradicional y urbano y los viajes.

Eulalia de Abaitua concibió la fotografía como algo más que un simple entretenimiento burgués, componiendo ambientes y aportando un análisis antropológico a partir de sus instantáneas.